Ekvall la Miss que venció el cáncer

05.03.2011 21:22

 

foto: archivo / Glendy Barroso

Eva Ekvall de 28 años, quien fue Miss Venezuela en el año 2000 y tercera finalista en el Miss Universo 2001, once años después de su coronación y cuatro meses después de haber superado el tratamiento contra el cáncer de mama, relata su experiencia en el libro “Fuera de foco”.


Para Eva, su cuerpo le resultó siempre muy grande, los pies, enormes, sus brazos procura taparlos y nunca se sintió orgullosa de sus piernas. A pesar de eso, siempre ha creído que tiene buena cabeza, y no se queja. “Prefiero tener una buena cabeza que unas piernas bonitas”, escribe. “Buena cabeza y buenos senos”.


Pero para la ex Miss, el mundo cambio cuando el 12 de febrero de 2010, le diagnosticaron un cáncer de mama  que, luego supo, ya había alcanzado la fase II de evolución. Cinco meses más tarde, fue sometida a una mastectomía doble radical (le amputaron ambos senos), también le extrajeron 25 ganglios de la axila izquierda que de lo inflamados que estaban, no la habían dejado dormir durante los dos meses anteriores a la cirugía.


Para ella escribir fue una forma de desahogo, “Yo escribo para entender, para darle estructura a lo que pienso”, dice Eva Ekvall de sí misma, once años después de su coronación y cuatro meses después de haber superado el tratamiento contra la enfermedad. Ahora lleva la cabeza poblada de un cabello muy corto, apenas más largo de lo que lo tenía cuando Roberto Mata le hizo la foto de portada de “Fuera de foco”, su primer libro.


“Fuera de foco” llegó a las librerías de Venezuela en diciembre de 2010. Es una  obra armada con textos sueltos, correspondencia con familiares y amigos, tweets y fotografías que datan de esa vivencia amarga de las quimioterapias, de la operación, de las radioterapias, que ocurría mientras seguía adelante con su vida: con su familia, con su trabajo como presentadora de noticias en un canal de televisión.


Según Eva “No es ni de casualidad un texto de autoayuda”,  El libro relata su historia de febrero a octubre de 2010, de forma clara y sencilla.


Pero cuando le preguntaron a Eva si pensaba que las prótesis mamarias tenían algo que ver con los casos de cáncer de seno comentó “La verdad es que a mí las prótesis me salvaron la vida. Ellas impidieron que el cáncer se extendiera, actuaron como un muro de contención. Además, se supone que las mujeres que las tienen deben hacerse al menos un examen anual, para detectar tempranamente cualquier problema. Pero lo cierto es que no todas lo hacen, en parte porque los médicos no insisten en recomendarlo”.


La ex Miss no dejó de trabajar mientras recibía tratamiento oncológico, con excepción de los días que le tomó recuperarse de la operación. Usaba pelucas para salir en pantalla a narrar la sección internacional del noticiario del mediodía. “Sentía que salir calva a la calle causaba cierto dolor o incomodidad en mi entorno y yo prefería ahorrarle ese malestar a la gente. Suficiente con las noticias que me tocaba darles”.


En el mes más duro de su relato,  fue agosto, porque para Eva el cáncer era la enfermedad que la convirtió en “caricatura”, en “estadística”, que le dejó “las cicatrices enormes” que evidenciaban lo que le había costado ganarse “muchos años de una larga e inatractiva vida”. Pero de septiembre de 2010 a esta parte, comenzó a creer que el cáncer ha cobrado fuerza en la misma medida en que los seres humanos se han hecho esclavos de los objetos. “Tal vez por eso (cree ahora) es que el tratamiento más común nos deja desplumados y a la intemperie, para saber de qué estamos hechos y qué es lo que realmente importa”.

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